¿Para qué trabajamos?

|

Hay dos tipos de personas que cualquiera de nosotros podríamos diferenciar fácilmente dentro de nuestro entorno laboral: los que trabajan para vivir y los que viven para trabajar. Estamos inmersos en una corriente global que nos arrastra a dedicar cada vez más horas a nuestro empleo, tanto que, en Japón, tienen hasta un nombre específico -karōshi- para señalar las muertes que se producen por exceso de trabajo.

¿Y para qué lo hacemos? ¿somos conscientes realmente de a dónde se va nuestro esfuerzo? Parémonos a pensar en qué invertimos nuestro tiempo, y tal vez nos demos cuenta de que necesitamos reorganizar nuestras finanzas para que nuestro esfuerzo no se quede solo en pagar gastos.

Si tomamos como ejemplo un sueldo de 1.400 € netos al mes, el gasto en vivienda no debería superar el 35% de nuestro sueldo. Es decir, en nuestro ejemplo, deberíamos pagar como máximo de hipoteca o alquiler, incluyendo también gastos fijos como luz, agua, Internet y teléfono, 490 €. Esto no parece tan difícil si se vive en pareja o se comparte piso. Pero en ciudades donde el alquiler alcanza los 16 € por metro cuadrado, vivir solo es sencillamente inviable. El 15% que faltaría para llegar a la mitad del sueldo, debería destinarse a alimentación.

Queda “libre” la mitad de lo que recibimos mensualmente, y diversificaremos la inversión de este valor en ocio, donde recomendamos no superar el 15%; vestimenta con un 5% de asignación; e imprevistos, con un porcentaje del 5% que, si no se usa, iría a parar a los ahorros.

El 25% restante es nuestro colchón, la tranquilidad de que tendremos de dónde tirar durante las “vacas flacas”, que nos permitirá tener a final de año, si hemos ejecutado nuestra planificación a conciencia, un total de 4.200 € como mínimo. Y decimos como mínimo porque si sabemos elegir los productos financieros adecuados podremos sacar una rentabilidad óptima a nuestro dinero y multiplicarlo. Para esto recomendamos que te asesores con expertos acostumbrados a trabajar con muchos tipos diferentes de clientes que tienen situaciones financieras muy distintas unas de otras.